El Ego: Una enfermedad compartida

 

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A veces no es por falta de amor propio la razón por la cual estas tirada en el suelo con baja autoestima, sino por el efecto que han tenido en ti las palabras indirectas de tu pareja amada las que te hicieron rebajarte hasta el suelo.

Por más independiente, empoderada o mujer fuerte que reflejes ser, con cadencia poco a poco esta persona te hizo creer lo contrario:

Que no vales lo suficiente como para merecer lo que hasta hace poco habías conseguido y que con ese mismo ritmo iras perdiendo todo si se lo permites.

Te lo da todo, pero en el mejor momento te lo quita, te clava cuchillos sutiles sin que te descuenta y de los cuales ignoras por estar ocupada amándolo, idolatrándolo, es por esto que esta idea tan descabellada no pasa por tu cabeza.

No crees que exista maldad en él y quizás no sea esa su intención, lo que pasa es que está enfermo y cree que esa es la manera correcta de amar, porque tiene miedos y actúa bajo la influencia de ellos, quiere dártelo todo porque quiere que lo ames, que lo admires, que lo idolatres; es por esto que cuando te ve libre, percibe peligro y reacciona quitándote una pluma cada vez hasta que llega el día en el que no puedes abrir tus alas y disfrutar del aire, hasta que llega el día en que logra ver que no puedes volar.

Es entonces cuando te hace creer que solo él te puede hacer volar, que las alas que tenías ahora son él, que tu vida y tu mundo son él y sin él no puedes vivir porque no solo se convirtió en tu auxiliar de vuelo si no en tu oxígeno para respirar.

Así como el elefante crece atado a una delgada cuerda sin ser consciente de la fuerza inmensa que tiene, de la misma manera decrece tu autosuficiencia a su lado, sin percatarte de lo ingenua que has sido al creer en sus palabras, sin distinguir que fuiste un recurso para alimentar su ego.

Si, ¡SU EGO! Así se llama su enfermedad, la que requiere incrementar poder y que para lograrlo, necesita a su lado una mujer sumisa, que para ser sumisa se necesita inocencia que facilite el seguir órdenes, las órdenes se siguen fácilmente de alguien que admiramos, de nuestros mejores cuidadores, protectores y fuentes de amor… ¿adivina quién es?

Si, ¡Del señor Don Ego! que se disfraza orgullosamente con traje de protector y súper héroe para cumplir su cometido.

¡Ojo! no significa que no te ame, él te ama según su percepción del amor, la cual va acompañada de dos malos amigos: el miedo y la necesidad , lo cual quiere decir que en el fondo es inseguridad y terror de que lo abandones, por lo tanto, la única manera que tiene para asegurarte y retenerte con él es arrancándote las alas de raíz para que nunca más puedas irte.

Y así es cuando un ave sin alas no solo se queda sin la posibilidad de volar, sino que además pierde luz, ilusión, belleza y deja de tener interés en disfrutar la vida que estaba acostumbrada a tener y que paradójicamente quien le puede dar eso es la misma persona que le arranco las alas.

Es fácil perder el vuelo de esta manera, todos somos vulnerables al amor, sobre todo cuando hay necesidades que no sabemos reconocer.

No es falta de amor propio, tampoco fue él, fue la carencia la que te hizo caer hasta el precipicio. Fue tu miedo a estar sola, tu necesidad de protección y que con cualquiera que te haga sentir segura le entregas tus alas para que se haga cargo de la responsabilidad de pilotar tu vida aun sabiendo que eso conlleve una gran caída.

Y es aquí cuando te das cuenta de que hay dos personas enfermas:

Una persona con urgencia de sentirse omnipotente y la otra con ganas de sentirse protegida, curiosamente ambos con la creencia de que así se demuestra el amor.

De esta manera inicia la dinámica perfecta con los participantes adecuados para cumplir con el perfil de la función.

Por favor si estas en esta situación en la que no tienes la fuerza de renunciar a este círculo, mira desde tus carencias, identifícalas y reconócelas; puedes ser lo más auto suficiente que tu quieras, pero si en tu interior deseas locamente sentirte protegida ¡cuidado!

Ojo con los miedos y las necesidades. No es amor, es carencia, no es falta de amor propio, es necesidad de sentirte protegida…

Lo que te hizo perder las alas!!!

Adulto, ParejaAbigail Perez Rodriguez